INTRODUCCIÓN
En
el lenguaje cotidiano, el termino 'falacia' se usa para referirse a creencias
equivocadas o razonamientos defectuosos. En lógica, el término se usa
generalmente para designar un argumento técnicamente incorrecto, sobre todo si
ese argumente reviste la apariencia de validez o aparenta atractivo.
Así
pues, aquí entenderemos por falacia el argumento lógico que parece ser
correcto, pero que, examinado más cuidadosamente, demuestra adolecer de
incorrecciones. Si aprendes a reconocer falacias, esperamos que puedas también
evitar ser engañado por las mismas.
DESARROLLO
“Falacia” se emplea a menudo con poco rigor
para designar cualquier clase de creencia errónea o de proposición falsa.
Pero en lógica el término “falacia” se aplica
exclusivamente a errores del razonamiento que resultan fáciles de cometer.
Hay muchos tipos de falacias y se les da un
nombre especial a los que son más fáciles de cometer y que tienden a engañar a
la gente.
FALACIAS FORMALES E INFORMALES.
Las falacias formales son
argumentos no validos que aparentemente parecen ser validos, y esto nos puede
llevar a pensar de modo erróneo que son correctos.
Las falacias informales (no
formales), en este caso su validez no se debe a la incorrección de su forma,
sino a otras causas como: la ambigüedad del lenguaje, la complejidad del asunto
que se está tratando en el argumento, etc.
FALACIAS FORMALES.
Un error formal en la deducción lógica es un error en el
procedimiento lógico con el que se relacionan las premisas y la conclusión. La
deducción lógica al ser un proceso lógico-matemático debe cumplir una serie de
requisitos formales, la violación de uno de estos requisitos implica un error
en la deducción. Los errores formales en la deducción lógica son denominados
también falacias formales.
Un
argumento lógico-deductivo se denomina falaz por dos razones: en primer lugar,
porque aunque son formas de deducción lógica formalmente erróneas aparentan no
serlo; y en segundo lugar, porque en ocasiones producen conclusiones
ciertas.
En lenguaje ordinario podríamos poner el
siguiente ejemplo: “Carmela sabe inglés o francés, su amiga me dijo que sabía
inglés. Luego podemos concluir que no sabe francés”. En este ejemplo se percibe
la falacia en el hecho de que cuando se sostiene una disyunción (“o esto o lo
otro”) no implica necesariamente que la verdad de uno de los elementos conlleve
a la negación del otro. Si en un hotel, por ejemplo, se coloca un cartel que
ponga “Todos nuestros camareros saben hablar alemán o ruso” no quiere decir que
un camarero que sepa alemán no pueda saber también el otro idioma, puede que
hable uno, el otro o ambos. Esta última posibilidad de que en la disyunción
concurran los dos elementos es ignorada por esta falacia formal.
FALACIAS INFORMALES
Falacias informales. Las falacias
informales son aquellas cuya falta o defecto está en algo distinto a la
forma o estructura de los argumentos. Las falacias informales, en
cuanto a su “rigor lógico” se podría decir que son más graves. Esto resulta más
claro con algunos ejemplos:
Ø Falacia ad verecundiam. Se llama falacia
ad verecundiam, a aquel argumento que apela a la autoridad o al
prestigio de alguien o de algo a fin de defender una conclusión, pero sin
aportar razones que la justifiquen.
Ø Falacia ad ignorantiam. Se llama falacia
ad ignorantiam al argumento que defiende la verdad o falsedad de una
proposición, basándose en que no se ha podido demostrar lo contrario.
Ø Falacia ad hominem: Se llama falacia ad
hominem a todo argumento que, en vez de atacar la posición y las afirmaciones
del interlocutor, ataca al interlocutor mismo.
Ø Falacia del hombre de paja. Sucede cuando, para
rebatir los argumentos de un interlocutor, se distorsiona su posición y luego
se refuta esa versión modificada.
Un argumento ad baculum o argumentum ad baculum (en latín, significa "argumento
que apela al bastón") es una falacia que
implica sostener la validez de un argumento basándose
en la fuerza o en la amenaza del uso de la fuerza. Resumiendo podríamos decir
que para esta falacia: “La fuerza hace el derecho”. El argumentum ad baculum
puede ser considerado como un subtipo de la argumentum ad consequentiam o como un subtipo del “argumento de autoridad”. En el primer caso, interpretaríamos que el
argumentante se ve forzado a admitir la validez de la falacia para evitar las
consecuencias negativas de no hacerlo (la violencia);
mientras que en el segundo caso, entenderíamos que el argumentante admitiría la
validez de la conclusión falaz ante la autoridad que reclama la falacia
(autoridad basada no en el conocimiento como en el argumento de autoridad
clásico sino basada en la fuerza). Aunque estas interpretaciones son factibles
se suele considerar el argumento ad baculum un tipo de falacia independiente
dado lo extendido de su uso y la importancia en la argumentación política y
periodística falaz.
Esta
falacia se presenta de dos modos: como falacia lógica y como falacia no-lógica;
analizaremos estos dos usos a continuación. El uso del argumentum ad baculum es
fácilmente identificable y neutralizable en una argumentación cuando se
manifiesta de manera explícita; sin embargo, lo más común es que se oculte su
uso con insinuaciones veladas. Este carácter generalmente implícito de su uso
hace que su fuerza en la argumentación sea más sutil pero no menos destructiva
para el discurso racional. Por ejemplo, raramente esta falacia se presenta de
esta manera: “si no crees en R te golpearé” sino más bien así: “yo creo en R y
tengo capacidad de ejercer la fuerza ¿en qué crees tú?”. Es claro en el ejemplo
segundo el uso de esta falacia, aunque no se presente con total explicitud la
amenaza.
ARGUMENTO AD
HOMINEM
En lógica se
conoce como argumento ad hominem (del latín,
literalmente, "al hombre") a un tipo de falacia.
Consiste en decir que algo es falso, eludiendo presentar razones adecuadas para
rebatir una determinada posición o conclusión. En su lugar se intenta atacar o
desacreditar la persona que la defiende señalando una característica o creencia
impopular de quien lo expresa.1 Es
preciso hacer una pequeña distinción entre un argumento ex concessio,
consecuencia de lo concedido al orador, y un argumento ad personam,
una inconsistencia entre lo que piensa y dice un orador. Esta segunda tiene más
posibilidades de ser falaz.
Por ejemplo:
Diálogo entre dos personas
§ A:
El estado no está garantizando las necesidades básicas de todos los individuos
§ B:
Usted nunca tuvo necesidades, no puede hablar sobre lo que hace el estado
En este caso B atacó la moral de A, pero no dijo
nada sobre las necesidades básicas. Se dice entonces que el argumento usado por
B es una falacia, porque no prueba falsedad, sino que intenta generar la
sensación de falsedad.
No se debe caer en el error de pensar que por
existir un argumento ad hominem la afirmación de A es siempre
verdadera, ya que esto es también una falacia conocida como Argumento ad logicam.
Ejemplo 2:
§ A:
los triángulos tienen 4 lados
§ B:
usted nunca estudió geometría, no tiene razón en lo que dice
Efectivamente el razonamiento de A es falso, pero
no porque no haya estudiado geometría, sino porque el triángulo tiene 3 lados.
EL ARGUMENTO AD
INGNORANTIAM
En lógica, un argumento
ad ignorantiam, o argumentum ad ignorantiam, es una falacia que se
comete al inferir la verdad de
una proposición a partir de que no se haya
podido probar su falsedad; o bien inferir la falsedad de una proposición a
partir de que no se haya podido probar su verdad. Es decir, se comete cuando se
infiere la verdad o falsedad de una proposición basándose en la ignorancia existente
sobre ella. Un argumento ad ignorantiam tiene dos posibles estructuras:
1.
No se puede demostrar A
2.
Por lo tanto, A es falso
|
1.
No se puede refutar A
2.
Por lo tanto, A es verdadero
|
1.
No se puede demostrar que
existe vida en otros planetas.
2.
Por lo tanto, es falso que
existe vida en otros planetas.
|
1.
No se puede probar la
existencia de Dios.
2.
Por lo tanto, Dios no existe.
|
1.
No se puede refutar a quienes
sostienen tal o cual teoría conspirativa.
2.
Por lo tanto, tal o cual teoría
conspirativa es verdadera.
|
ARGUMENTO MISERICORDIAM O “LLAMADO A LA PIEDAD”
Una apelación a
la compasión (también llamado argumentum ad misericordiam o el argumento de Galileo) [1] [2] es
una falacia en la
que alguien trata de obtener apoyo para un argumento o idea mediante la
explotación de su o sentimientos de su oponente de lástima o culpa. Se
trata de un tipo específico de apelación a la emoción
Argumentum
ad misericordiam (argumento de la piedad o la miseria) la falacia cometida cuando
piedad o una emoción relacionada, como la simpatía o compasión se apela a por
el bien de obtener una conclusión aceptada.
Ø Por lo tanto, el asentimiento o disentimiento con una declaración o un
argumento que se busca en la base de una irrelevante apelación
a la compasión. En otras palabras, la compasión o la emoción que se
refiere no es el sujeto o la conclusión del argumento.
Ø
La
estructura informal de la misericordiam anuncio suele
ser algo como esto:
Persona L argumenta
declaración p o argumento A.
L merece lástima, porque las circunstancias y. Circunstancia y es irrelevante para p o A. Declaración de p es verdadero o argumento A. es bueno |
ARGUMENTO AD POPULUM
El efecto de
arrastre es una forma bien documentada de pensamiento
de grupo en las ciencias del comportamiento y
tiene muchas aplicaciones. La regla general es que la conducta o
creencias repartidas entre las personas, como las
modas y tendencias claramente hacer, con "la
probabilidad de que un individuo adopta lo que aumenta con la proporción de los
que lo han hecho". [1] A medida que más personas
lleguen a creer en algo, también los otros "subirse al carro" a pesar
de la evidencia subyacente. La tendencia a seguir las acciones o
las creencias de los demás puede ocurrir porque los individuos directamente
prefieren conformarse, o porque las personas obtienen información de otros. Ambas explicaciones se han
utilizado para la evidencia de la conformidad en los experimentos
psicológicos. Por ejemplo, la presión social se ha
utilizado para explicar los
experimentos de Asch de la conformidad , [2] y la información se ha
utilizado para explicar auto
cinético experimento de Sheriff . [3]
ARGUMENTO ADVERECUNDIAM O “APELACION A LA AUTORIDAD”
El argumento de autoridad (argumentum ad verecundiam),
también argumento de autoridad y apelación a la autoridad, es un argumento inductivo de razonamiento que a menudo toma la forma de un silogismo estadístico . [1] A pesar de ciertas clases de
argumento de autoridad puede constituir fuertes argumentos inductivos, los
apelar a la autoridad se aplica a menudo falaz: o bien la autoridad no es un
experto en la materia, o no hay consenso entre los expertos en la materia, o
ambas cosas.
Argumentos falaces de la
autoridad a menudo son el resultado de no cumplir al menos una de las dos
condiciones necesarias (conocimientos legítimos y consenso de expertos)
estructuralmente necesario en forma de un silogismo estadístico. En primer lugar, cuando la inferencia no satisfacer la primera
condición (inexperto autoridad), es una apelación a la autoridad inapropiado, que ocurre cuando una inferencia depende de una persona o un
grupo sin experiencia relevante o conocimiento del tema objeto de debate.
ERRORES DE FALSA OPOSICION
Un argumento es una serie de afirmaciones conectadas
entre sí con el objetivo de establecer una determinada proposición. De los
muchos tipos de argumentos que existen, trataré aquí los argumentos lógicos
deductivos realizados en lógica booleana. La lógica booleana es aquélla con la
cual estamos más familiarizados, en la cual existen dos posibilidades al
considerar la veracidad de una proposición: verdadero o falso. También se la
conoce, por esto, como lógica binaria.
Un argumento lógico se construye con
proposiciones, o sea, frases que afirman una determinada cosa. Un argumento
deductivo contiene una o más proposiciones llamadas premisas que son los
pre-supuestos del argumento, o sea, lo que se asume como verdadero para poder
deducir el resto. La proposición que se deduce de las premisas se denomina
conclusión.
La deducción se realiza utilizando las premisas
para inferir nuevas proposiciones, siguiendo una serie de reglas, hasta que se
puede llegar a la conclusión. Estas reglas son procedimientos que cambian un
tipo de expresión lógica por otra, o combinan dos o más proposiciones en una
sola.
PARADOJAS
Una paradoja
es una idea extraña opuesta a lo que se considera verdadero o a la opinión
general.1 En
otras palabras, es una proposición en apariencia verdadera que conlleva a
una contradicción lógica o a una
situación que infringe el sentido común. En retórica, es una
figura de pensamiento que
consiste en emplear expresiones o frases que implican contradicción. Un ejemplo
de paradoja es la "Paradoja de Jevons", más conocida
como efecto rebote. La paradoja es un poderoso estímulo para la reflexión. A
menudo los filósofos se sirven de las paradojas para revelar la complejidad de
la realidad. La paradoja también permite demostrar las limitaciones de las
herramientas de la mente humana. Así, la identificación de paradojas basadas en
conceptos que a simple vista parecen simples y razonables ha impulsado
importantes avances en la ciencia, la filosofía y
las matemáticas.
"Sufrimos
demasiado por lo poco que nos falta y
gozamos poco de lo mucho que tenemos" (Shakespeare).
gozamos poco de lo mucho que tenemos" (Shakespeare).
Un uso diferente del término
paradoja es el de "antinomia". Una antinomia se produce cuando dos
proposiciones son contradictorias entre sí pero las razones que las apoyan son
igualmente validas y fundamentadas. Las antinomias fueron un recurso habitual
entre los escépticos y los sofistas para mostrar la inutilidad de la razón del
hombre para conocer la verdad. A este respecto se cuenta la anécdota ocurrida
en 155 a.J en la que Carneades, como embajador ateniense en Roma, habló un día
convincentemente a favor de la justicia y al siguiente en su contra. Más
famosas aún son las antinomias kantianas que muestran la imposibilidad de
ciertos conocimientos sobre el mundo como si es eterno o tiene principio en el
tiempo, si existe la libertad en él o no, etc. Probablemente se puedan considerar
de este tipo las paradojas de Zenón ("Aquiles y la tortuga" por
ejemplo) en donde la argumentación sostiene una cosa y la experiencia aparece
como contradictoria a ella.
Un
tercer uso de "paradoja" es el que señala como paradójico un
conflicto entre criterios de clasificación. Cuando un elemento no cae dentro de
ningún sistema clasificatorio se puede decir que es un objeto paradójico. En un
primer momento, por ejemplo, el ornitorrinco fue un animal paradójico ya que no
entraba, aparentemente, en ninguna clasificación taxonómica conocida. Otro
ejemplo a la orden del día son los efectos paradójicos que se muestran en
ciertos fenómenos quánticos que presentan, al mismo tiempo, características
ondulatorias y corpusculares.
PARADOJAS LOGICAS
Las paradojas pueden ser meras curiosidades que figuren en el
apartado de Matemáticas recreativas, pero también pueden ser detonantes de
intensa investigaciones que desemboquen en la aparición de nuevos paradigmas
matemáticos.
“Esta frase consta de siete palabras”.
Este es un enunciado
claramente falso, ya que la frase en cuestión consta de seis palabras. Su
enunciado contrario es:
“Esta frase no consta de
siete palabras”
Que también resulta ser
falso, ya que esta vez la frase sí consta de siete palabras. Se trata de un
ejemplo típico de paradoja lógica en la que un enunciado y su contrario son
falsos. Una paradoja es pues, en una primera aproximación, algo que contradice
el sentido común o que da un resultado completamente inesperado.
Haciendo una modesta
incursión etimológica observamos que dóxa es una raíz griega que significa “opinión”, “creencia”,
“pensamiento”. Así, ortodoxo es pensamiento recto, justo (orto= recto). Heterodoxo
es “que piensa de otro modo” (héteros = otro). Paradoja, en cambio
tiene la raíz parà, que significa
“al lado de, fuera de”. Por lo tanto, lo que el término paradoja sugiere no es
que no se piense rectamente, sino que el pensamiento se encuentra fuera de
algún esquema. Como veremos más adelante, la paradoja es la puerta falsa del
paradigma.
PARADOJAS SEMANTICAS
El miércoles 10 de
septiembre, en su artículo La paradoja del
mentiroso, Javier Pradera comenta que "los problemas lógicos de las
paradojas semánticas suelen ser ilustrados con el ejemplo clásico de la
paradoja del mentiroso". Así es, en efecto."Epiménides es cretense y
afirma que todos los cretenses mienten". He ahí una paradoja, pues
"si estuviera diciendo la verdad, estaría mintiendo". Ahora bien, el
articulista incurre en el mismo error que es habitual encontrar en las
exposiciones de esta paradoja. Ocurre que suele añadirse: "... y si
estuviera mintiendo, estaría diciendo la verdad"; lo cual, obviamente, no
está tan claro.
Lo que Epiménides dice es
que todos los cretenses mienten; si esto es falso, deduciremos que algunos no mienten, pero no
que todos son absolutamente veraces (no confundamos lo contradictorio con lo
contrario). En concreto, no sería posible afirmar que Epiménides es uno de los
que dicen la verdad. Lo que es más, si lo que ha dicho es falso, parece claro
que es uno de los que mienten...
Por todo ello, si lo que
se desea es una paradoja que lo sea en sus dos caras, y no sólo en una, como la
anterior, recomiendo aquella que dice: "Esta oración es falsa". Si es
falsa, es verdadera, y si es verdadera, es falsa.
CONCLUSION
El tema “falacias” no solo nos deja un gran
conocimiento sobre este tema sino también a nivel personal, en el aspecto que
podemos distinguir los diferentes rasgos que conllevan estas y saber cuando
están presentes en nuestra vida diaria.
Una falacia puede ser un argumento que
aparentemente parece ser válido y esto nos puede llevar a pensar de modo
erróneo que son correctos o verdaderos.
También de una falacia llegamos a lo que es una
paradoja que de un modo más explicativo, una paradoja podría definirse como una
información que pareciera ser falsa pero que en realidad es verdadera y
viceversa, una afirmación que parece ser verdadera y es falsa, estas a su vez,
conducen a contradicciones lógicas, de las cuales es muy difícil y casi
imposible decir si se trata de algo verdadero o falso.
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